Sin el último adiós

Covid-190: Una muerte sin despedidas. ¿Cuál es camino que recorre un cadáver contagiado por el virus?  
Paul Acevedo Gutiérrez

Ha pasado un mes desde que se detectó el primer contagio en La Libertad y, de acuerdo al conteo oficial hasta el cierre de esta información, 297 personas ya se contagiaron y 21 murieron en la región por este virus que destruye los pulmones, que aún no tiene vacuna inmunológica y que ya camina en las provincias de Trujillo, Virú, Chepén, Pacasmayo, Ascope, Pataz y Julcán.

FOSA COMÚN EN DOMINGO DE RESURRECCIÓN

Con este panorama de miedo e incertidumbre, el ministro de Salud, Víctor Zamora Mesía, hizo crudas afirmaciones que presagiaron a muchos un apocalipsis en pleno viernes santo. “Un grupo va a morir en el hospital; otro, en la calle, en albergues o en sus casas. Para esto se creará un comando humanitario de levantamiento de cadáveres”, dijo.
Ya para el domingo de resurrección, lo único que se reavivó fue el espanto cuando el gobernador regional, Manuel Llempén Coronel, hizo alusión a 200 tumbas dispuestas, pero también a la que sería una fosa común para 500 cadáveres.
Como el virus, quedaron flotando muchas preguntas. ¿Está permitida la fosa común? ¿En qué situaciones se usa esta medida extrema? ¿Qué tan cercana es esta posibilidad en La Libertad? Las respuestas están en la Directiva Sanitaria N° 087-2020 emitida el 22 de marzo por el Ministerio de Salud y que fue modificada el 4 de abril, el 12 de abril y ayer 20 de abril. En ella se establece paso a paso el protocolo para el manejo de cadáveres Covid-19 en todo el país. Si bien hasta el domingo la directiva anotaba que la opción más recomendable era la cremación –la reducción completa del cuerpo a un puñado de cenizas—, con la modificatoria de ayer también se comtempla la inhumación como primera posibilidad y esta última puede darse en sepultura en tierra o en un nicho, según la decisión de la familia. Para la inhumación, la bolsa doble donde va el cadáver debe ser depositado en un ataúd o féretro, con los correspondientes procesos de desinfección.
La directiva no habla directamente de fosa común, pero en el punto “e” del apartado correspondiente a la inhumación (entierro), exige regirse por la Ley de cementerios y servicios funerarios y su reglamento N° 26298 que fue promulgada nada menos que por Alberto Fujimori en marzo de 1994, cuando era presidente de la República. En esta norma sí se contempla la fosa común como última alternativa.
Los jefes de las diversas Divisiones de Medicina Legal del país consultados por Investiga coincidieron que para que se apele a una medida como la fosa común, primero la cantidad de fallecidos por Covid-19 debe superar la capacidad de las primeras alternativas: la cremación y la inhumación.
Al respecto, anotaron que la norma establece que todas las ciudades con más de 400 mil habitantes deben tener un crematorio. En Trujillo, una provincia con más de 800 mil habitantes, existen dos empresas que ofrecen este servicio: Crematorio Los Ángeles y el Camposanto Ecológico El Remanso, ambos en el distrito de Huanchaco.
Cada una tiene instalado equipos de fabricación italiana de última generación que por día creman 6 cadáveres funcionando a su máxima potencia. Es decir, entre los dos pueden cremar 12 restos mortales en 24 horas.
De acuerdo a las cifras oficiales, el número de fallecidos en la región si bien aumentó en los últimos días, todavía no supera esta capacidad por lo que la posibilidad de usar una fosa común de momento es lejana.

¿CUÁNTO CUESTA SER CREMADO?

Para nadie es un secreto que los gastos de cremación siempre han sido elevados. Y, hoy por la demanda la situación no ha cambiado. Por el contrario, este servicio también ha sido sometido a la especulación más cruel.

Antes de la llegada del Covid-19, una cremación costaba 2,800 soles. Hoy, el precio oscila entre 4,500 y 4,200 soles. Hace algunos días, en plena puja de estas dos empresas por los clientes, una de ellas bajo su oferta a 3,000 soles a fin de ganar demanda.

Pero, el precio aún es elevado. Es por eso que se dispuso que el Sistema Integral de Salud (SIS) cubra la cremación o inhumación de todos los fallecidos Covid-19 y sospechosos que estén asegurados.

En diálogo con Investiga,los representantes del Seguro Integral de Salud de la oficina central en Lima confirmaron que están cubriendo esos gastos, pero hasta por un monto de 2,500 soles la cual incluye una urna de madera de las más modestas. El restante, indicaron los administradores de las agencias funerarias, estaría siendo cubierto por el Gobierno Regional de La Libertad.

Investigase comunicó con la jefatura de imagen del Gobierno Regional para gestionar una entrevista y resolver estas dudas con el gobernador Manuel Llempén; sin embargo, a pesar de sus ofrecimientos nunca hubo respuesta.

Si bien la norma establece que la primera opción obligada es la cremación, existe una excepción según la cual un cadáver infectado puede pasar directo a una tumba bajo tierra y esa es que tenga “dispositivos médicos invasivos” como un marcapasos.

UN RECUERDO, UNA DESPEDIDA

Lo más cruel de esta enfermedad para muchos es que priva a los deudos de las despedidas tradicionales, de los velorios y los sepelios en la multitud de familiares, amigos y vecinos.

Si el infectado fallece en la calle, aquella imagen del cuerpo en plena vía pública será la última que recordarán los familiares que no podrán acercarse porque la zona estará acordonada para evitar contagios. Lo mismo sucederá si muere en su casa. Si el infectado es llevado a un hospital y pierde la vida, el recuerdo del traslado será la última que guardarán.

Según el protocolo, una vez que el Ministerio de Salud toma conocimiento de un fallecido por Covid-19, se despliega todo un trabajo estricto de recojo y traslado del cadáver al crematorio que debe cumplirse en el menor tiempo posible, con un plazo máximo de 24 horas y sin la presencia de los deudos.

Si bien la Directiva Sanitaria 087 inicialmente no contemplaba la presencia de deudos, la modificatoria del 4 de abril permite la presencia de 2 familiares directos, estrictamente protegidos, durante el proceso de cremación y 5 durante la inhumación.

Para que todo esto se ejecute adecuadamente sin el riesgo de diseminar la enfermedad y sin atentar contra la salud pública, el Minsa dispuso la conformación de un Equipo Humanitario de Recojo de Cadáveres (EHRC) que debe estar conformado por un médico cirujano, un trabajador de salud ambiental, un chofer y personal de apoyo.

Este grupo contará con movilidad, equipos de protección personal (EPP) además del material necesario para la preparación del cadáver. Se desconoce si la región ya cuenta con este grupo. Pero, si el número de fallecidos por el virus sobrepasa su capacidad operativa, se solicitará apoyo a la Policía y al Ejército para que integren al EHRC.

Así, el levantamiento de un cadáver; un proceso normalizado a través del tiempo y que era ejecutado casi a diario con rutina mecánica por forenses, funerarios, fiscales, médicos o enfermeros, hoy se ha convertido en una verdadera prueba de arrojo y valentía. ¿Cuánto tiempo durará todo esto? ¿Cuánto tiempo más viviremos con el miedo a contagiarnos? Nadie lo sabe. Lo único seguro es que de aquí en adelante la vida no volverá a ser la misma, la muerte tampoco.

Compartir
..:: Publicidad ::..
..:: Publicidad ::..

Artículos relacionados

..:: Publicidad ::..