
La ex primera ministra peruana Betssy Chávez solicitó nuevamente a la Corte Suprema su traslado al penal Barbadillo, donde cumple condena el expresidente Pedro Castillo. Alega motivos de salud física y emocional, particularmente por un cuadro de laberintitis que, según indica, se agrava con las diligencias judiciales y el régimen actual de reclusión que enfrenta.
El penal de Barbadillo, ubicado en la sede de la Diroes, se ha convertido en símbolo del colapso moral de la clase política peruana, al albergar expresidentes como Toledo, Fujimori, Humala y ahora Castillo. Chávez busca incorporarse a esta lista exclusiva, pese a que ese centro fue concebido solo para varones.
Durante la audiencia, Chávez y su defensa insistieron en que su cercanía con Castillo no representa riesgo procesal y destacaron que las audiencias del juicio se realizan en ese penal. Alegaron que existe suficiente seguridad para evitar cualquier comunicación indebida entre los coacusados, desestimando así argumentos de la fiscalía sobre una posible obstrucción.
En marzo, la misma solicitud fue rechazada por los magistrados. Alegaron que Chávez puede participar virtualmente en el juicio y que Barbadillo no está habilitado para mujeres. La insistencia revela una estrategia política y simbólica: alinearse con Castillo y reforzar una narrativa de persecución judicial compartida.