En desafío a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH), el expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) fue liberado este miércoles, cumpliendo una orden del Tribunal Constitucional (TC).
A pesar de la solicitud de la CorteIDH a las autoridades peruanas para que se abstuvieran de liberarlo, Fujimori dejó el penal de «Barbadillo» con gafas nasales de oxígeno.
La liberación se ejecutó tras la decisión del TC de restituir los efectos del indulto otorgado en 2017 por el expresidente Pedro Pablo Kuczynski. Fujimori, al abandonar la prisión, llevaba mascarilla y abrazó a su hija Keiko y a su hijo Kenji.
Saludó a seguidores, defensa y partido antes de subir a un vehículo gris con su familia. Sin embargo, el coche quedó retenido por unos 30 minutos, rodeado de seguidores, policías y prensa.
La expectativa de la liberación fue tan grande que apenas pudo avanzar por las calles próximas al penal. Se dirige al domicilio de Keiko en San Borja, según medios locales.
El retraso en la liberación de Fujimori se debió a un problema biométrico en el penal de Barbadillo, donde también están recluidos los expresidentes Alejandro Toledo y Pedro Castillo.
EL TC Y SU DESAFIANTE DECISIÓN
La orden de liberación del TC, firmada por tres de sus seis miembros, con el voto dirimente del presidente Francisco Morales, declaró fundado el recurso de reposición.
La decisión del TC se tomó después de que un juzgado en Ica declarara improcedente una resolución que restablecía el indulto.
A pesar de la orden del TC, la CorteIDH emitió una resolución solicitando a Perú abstenerse de liberar a Fujimori, garantizando justicia para las víctimas de violaciones a los derechos humanos.
La resolución, firmada por el presidente de la CorteIDH, Ricardo Pérez Manrique, exige que no liberen a Fujimori hasta que cuenten con todos los elementos necesarios para analizar la decisión, según la Resolución de la Corte de 7 de abril de 2022.
En abril de 2022, la CorteIDH ordenó a Perú abstenerse de aplicar la sentencia del TC que ratificaba el indulto, ya que era contrario a las sentencias internacionales en los casos de La Cantuta y Barrios Altos, por los cuales Fujimori fue condenado a 25 años de cárcel.
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