
Cada 28 de abril, el mundo recuerda la importancia de la prevención de accidentes laborales y enfermedades ocupacionales a través del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST), una fecha promovida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para fortalecer la cultura de la prevención en los centros de labor.
En el Perú, este llamado cobra especial relevancia en un contexto marcado por dos grandes retos: la recuperación pospandemia y los crecientes impactos del cambio climático. Así lo señala el Dr. Paolo Amaya Alvarado, biólogo, auditor en SST, consultor en Sistemas Integrados de Gestión (SIG) y docente del Programa SUBE de la Universidad César Vallejo (UCV), campus Trujillo.
“La pandemia de la COVID-19 dejó al descubierto las profundas brechas en la protección de nuestros trabajadores, sobre todo en sectores informales y esenciales. A esto se suman los riesgos asociados a fenómenos climáticos extremos, que agravan la vulnerabilidad laboral en la agricultura, la construcción o la minería”, advirtió el Dr. Amaya.
Cambio climático y nuevos riesgos laborales
Para el Dr. Paolo Amaya, el cambio climático representa un nuevo y actual escenario de riesgos que debe ser incorporado de forma urgente en la gestión de la SST. “El Perú es uno de los países más vulnerables al cambio climático y sus efectos ya se reflejan en el mundo laboral”, alertó.
Entre los ejemplos, mencionó a los trabajadores agrícolas expuestos a golpes de calor o enfermedades vectoriales como el dengue, operarios de construcción enfrentados a lluvias intensas y polvo contaminado, y pescadores afectados por floraciones algales nocivas, conocidas como “mareas rojas” y fuertes oleajes, además de la erosión costera.
“La SST no puede limitarse a riesgos tradicionales. Debemos integrar planes de adaptación climática en las empresas, como monitoreo de condiciones meteorológicas extremas, capacitación en primeros auxilios ante golpes de calor o hipotermia, e infraestructuras laborales resilientes a inundaciones o deslizamientos”, puntualizó.
Hacia una cultura preventiva con justicia social
“Debemos anticipar los riesgos antes de que ocurran, descentralizar la fiscalización para llegar a regiones como la Amazonía y los Andes, e involucrar activamente a trabajadores, empleadores y autoridades en la construcción de soluciones”, subrayó el docente universitario.
Finalmente, el Dr. Amaya recalcó que la seguridad y salud en el trabajo no es un lujo o un privilegio, sino un derecho humano fundamental y un pilar para una productividad sostenible.