Casos de embarazo en adolescentes no reduce de los 700 al año | Informe

Vanesa García Apaico, directora adjunta de la Dirección Regional de Salud de Ayacucho (Diresa) mencionó que las cifras en cuanto al número de casos de embarazo en adolescentes han ido disminuyendo de forma progresiva en los últimos 4 años.

En esa línea, explicó que en el 2019 se reportaron 2665 menores que quedaron en estado de gestación en la región, en el 2022 fue de 960 y en el 2023 la cifra llegó a los 700 casos.

Además, detalló que el 12 % de cada 100 adolescentes quedan embarazadas, donde el 8.2 % se encuentra en edades, que oscilan entre los 15 a 19 años. Dijo que en las zonas rurales la frecuencia es de un 17 % y en la ciudad es del 6 %.

“Esta situación ha revelado brechas significativas en el acceso a educación sexual, servicios de salud y apoyo social. Las estadísticas recientes muestran un incremento preocupante en las tasas de embarazo en jóvenes menores de 19 años, lo que subraya la necesidad de abordar esta problemática con urgencia”, comentó.

Por su parte, el titular de la Dirección Regional de Educación de Ayacucho (DREA) Oster Paredes, atribuyó al aumento de casos a múltiples factores. Entre ellos la falta de educación sexual integral en las escuelas, la limitada disponibilidad de servicios de salud accesibles y la insuficiente difusión de métodos anticonceptivos.

De igual manera, mencionó que en muchas comunidades rurales, las jóvenes enfrentan barreras significativas para acceder a información y servicios necesarios a fin de prevenir embarazos no deseados.

“La brecha en el acceso a la educación sexual es una de las principales causas del aumento en los embarazos adolescentes. Este sector de la población necesita estar mejor informada sobre sus derechos y opciones para evitar situaciones que pueden afectar gravemente su futuro”, comentó.

Además, refirió que existe un estigma asociado al embarazo en adolescente, donde la falta de apoyo social y familiar agravan la situación, toda vez que muchas de ellas se ven forzadas a abandonar la escuela y enfrentar dificultades económicas, lo que perpetúa el ciclo de pobreza en los sectores más vulnerables.

“Es fundamental que se intensifiquen los esfuerzos para cerrar estas brechas y brindar a las adolescentes las herramientas y el apoyo que necesitan para tomar decisiones informadas sobre su salud y futuro”, añadió.

En otro momento, Vanesa García precisó que aún existe un tabú entre los estudiantes en etapa escolar y sus padres para hablar sobre temas de prevención o el inicio de su actividad sexual.

“El resultado de la falta de comunicación va a estar vinculado mucho a la pobreza, porque la menor se verá obligada a dejar la escuela y buscar un trabajo no digno para ella, en otros casos son discriminadas”, acotó.

En el aspecto fisiológico, informó que se ha identificado problemas físicos en la mujer, dado que una adolescente de 15 a 17 años su fisionomía no es igual a la de una de 25 o 30. Todo ello va a repercutir en la tasa de mortalidad y morbilidad, tanto para la madre y el recién nacido.

“Un recién nacido de una madre adolescente va a conllevar varias complicaciones, puede ser un parto o muerte prematura, o puede presentar infecciones como sepsis o enfermedades respiratorias”, añadió.

Vale resaltar que a fin de promover su reducción se inició con la Semana de la Prevención del Embarazo en Adolescentes en el colegio Mariscal Cáceres.

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