Renato Sandoval González
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César Acuña Peralta le debe unas disculpas públicas a Trujillo, a La Libertad, por haber condenado a la ciudad al sometimiento de un alcalde distraído con sus cuitas judiciales que lo han llevado a la clandestinidad. Luego de esto, recién podría dar cara y ser aceptado como candidato presidencial.
Daniel Marcelo es una muestra más de la ligereza política de Acuña Peralta (ahora último firma una alianza con PPC y declina; apoya vacancias y retruca). Tal vez aprendió mucho del aprismo que tanto despotrica, donde antes se decía que así coloquen a un burro de candidato igual ganaba las elecciones. Aquí cambió a un jumento por un corrupto, lo que parece una directiva interna.
El dos veces condenado y suspendido alcalde de Trujillo vino con las manos manchadas desde el distrito de La Esperanza, un detalle que era muy conocido en los pasillos de APP. Con dos procesos legales en curso, igual Acuña lo lanzó como su preferido para ganar el sillón municipal.
En las últimas semanas, Marcelo estuvo saliendo ante los medios anunciando su posible retorno a la municipalidad, tal vez sabiendo de la otra condena que se le venía. Aún si la Corte Suprema decide anularle la primera sentencia por el caso “Bloqueadores” no podría volver a ejercer funciones. Está prófugo, con los pantalones sucios por los “Baños Químicos”.
Hay quienes en APP -sin sonrojarse- salen a dar la cara minimizando las condenas de Marcelo. Por ejemplo, el coordinador político regional de APP, Eduardo Azabache, confía en que su compañero de partido saldrá bien librado, cuando por respeto a los ciudadanos debería dejar que la justicia haga su trabajo. ¿Y así quiere ser congresista?
No es la primera vez que el líder de Alianza para el Progreso (APP) deja al desconsuelo a una población que elige a su partido. Antes puso a Luis Valdez Farías al mando del Gobierno Regional de La Libertad, con un curso de gestión pública exprés en la municipalidad de Trujillo. ¿Después del desastre de El Niño Costero han pedido disculpas?
El manejo de la pandemia por el Covid-19 en La Libertad muestra también que hasta el mejor cuadro técnico de APP, como el gobernador regional Manuel Llempén, resultó siendo un improvisado que puso en juego la vida de miles de liberteños. ¿No es improvisación decir que todo está controlado y luego asegurar la llegada de la segunda ola por el virus?
Razones nos sobran para pensar que Acuña Peralta debería pedirle disculpas a la región, a esa ciudad que le dio fortuna, y que hasta ahora le ha pagado colocando en cargos públicos a corruptos, mediocres e improvisados.
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